sábado, 24 de diciembre de 2011

El último round

Y cuando dejas de pelearla, te morís, te caes, te vas. Lo que te mantiene vivo no es ganar, sino pelear. La pelea perdida, es la que no peleaste. Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente. No está muerto quien pelea. Tal vez te cruzaron un cross de derecha, te hicieron besar la lona, sangrar, llorar, pero hay que seguir peleándola, hasta el final. La única forma de aprender a pelear, es peleando, es no rendirse jamás. Rendirse es mirar la pelea desde afuera, ver como otro pelea esa pelea que es nuestra. Pelearla hasta el final, hasta el último round.


¿Cuántos besos atrasados, demorados? Y que ganas de tenerte en mis brazos. Embriagarnos de recuerdo tan lejanos. 

Asignatura Pendiente

Dicen que un deseo no muere, insiste, insiste hasta que se hace realidad. Un deseo que no se realiza nos vuelve tenaces, o nos obsesiona. Pero algo que dejamos de lado, algo que ignoramos, por negligencia, cobardía, se convierte en asignatura pendiente. Una asignatura pendiente es algo más que un dese insatisfecho, es algo que te encierra en el pasado, es un ciclo que no podes cerrar. Una asignatura pendiente es una vuelta al pasado para poder avanzar hacia el futuro. . Uno no va detrás de una asignatura pendiente, es ella la que te persigue. Una asignatura pendiente te atrapa en un momento y no te deja avanzar.


Todos buscamos la libertad, 
queremos ser libres. 
Una adolescente piensa 
cuando crezca y no tenga 
que obedecer más a mis
padres ahí si voy a ser libre’

¿Pero qué es ser libre? 
¿No estar presos es ser libre? 
La libertad es peculiar,angustia 
tanto no tenerla, como tenerla. 
Ser libre a veces te llena de miedos.

¿Qué pretende usted de mí?

Una de las cosas más difíciles de las relaciones es saber exactamente que quiere el otro de vos o con vos. Cuando alguien te trata mal te preguntas por qué ¿Qué quiere de mí? O cuando alguien te trata muy bien ya desconfías ¿Qué quiere en realidad? Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía ¿De que desconfía el santo? De las intenciones del que da las limosnas. Nunca se puede estar seguro de que es lo que quiere el otro y esa incertidumbre genera una especie de angustia. Y como esa duda nos genera angustia empezamos nosotros a dar respuestas y tratar de adivinar que quiere el otro en realidad. Asumimos y presumimos, damos una respuesta rápida y avanzamos, tal vez nos equivocamos pero ya no tenemos la angustia de no saber que quieren de nosotros. Angustia mucho no saber que quiere el otro de vos, te inquieta, te perturba. Por eso nos volvemos desconfiados, nos ponemos a la defensiva, asumimos siempre que las intenciones del otro no son buenas. Nunca podemos saber que quiere el otro o por qué nos quiere, eso es un eterno misterio ¿Por qué siempre caemos en la trampa de dar respuestas apresuradas? El bello siente que lo quieren solo por su belleza, el rico por su riqueza, el poderoso por su poder ¿Por qué pensamos tan mal del otro? El otro, sus intenciones siempre son una amenaza para nosotros ¿Por qué? Pero si dejáramos de adivinar y le diéramos la chance al otro de demostrarnos que siente, que quiere y por qué nos quiere tal vez nos sorprenderíamos. Si soportáramos esa angustia de no saber que quieren de nosotros tal vez algo nuevo podría llegar a nuestra vida. Si pudiéramos dejarnos atravesar por el deseo del otro, dejar que quieran algo, que nos quieran, dejar que pretendan cosas de nosotros porque eso es existir. El deseo del otro nos atemoriza, sentimos que quiere arrebatarnos algo muy preciado. ¿Pero no es eso en definitiva lo que anhelamos? Que nos quieran por lo que somos, por lo que tenemos, por eso que nos hace únicos. ¿Qué quiere el otro de mí? No sé, me quiere por las razones que sea, me quiere. ¿Tanto cuesta hacerse cargo de eso? Tocar tu corazón. Tal vez eso es lo que quiere el otro cuando quiere algo de vos.



     

viernes, 23 de diciembre de 2011

Le creí, le creía cualquier cosa.
La historia de una trasformación feroz: de la muñeca de porcelana que se estropeó contra el asfalto. Una historia de inconvenientes y de las ganas de morir; del hambre, del miedo y una moraleja jamás escrita, una experiencia aún no procesada.
Mi obra de arte constaba de una horca metalizada de la que colgaba una supuesta soga. Y enganchado cómodamente en su fría parálisis, un muñequito ahorcado. Era imperturbable, era de metal y estaba muerto. Suicidado. Se había autodeterminado la muerte. Era solo un muñequito, pero su cabeza tenía hilos de metal enrollados como ideas y deseos no llevados a cabo: tantas ideas y tantos deseos lo habían llevado a la muerte.


Las reinas de la noche, dijo el taxista

No apto para personas deprimidas

¿Cómo se puede amar y odiar a alguien al mismo tiempo? Así es mi amor: atemporal. Por momentos olvido el presente cuando él es un tipo despreciable y solo puedo recordar como era, como me trataba, como me quería. Mezclo personalidades, momentos, tiempos y así mi amor se vuelve atemporal: sin poder distinguir lo que fue y dejó de ser, de lo que nunca será.
El reemplazo es sinónimo de sofocación, 
de que me puedo morir inmersa en convulsiones 
sin remedio alguno. 
No me reemplaces   . . 
little people in love
Así es el ser humano: subjetivo y con memoria selectiva

lunes, 12 de diciembre de 2011

La falla de seguridad

Todos tenemos un monstruo o un fantasma adentro que no nos gusta, entonces creamos un sistema de seguridad para que no se note. Mantenemos el monstruo agarradito para que no salga ni se vea. Pero a veces el sistema de seguridad falla y el monstruo ingresa, y ahí quedamos expuestos. A veces eso que tanto queremos ocultar queda a la vista y nos avergüenza. Nos sentimos desnudos, sentimos que todos ven lo que en verdad somos, y somos algo que odiamos. Como si hubiera un Mr. Hyde en nosotros, como si el verdadero ‘yo’ fuera otro, y eso asusta. Nos asusta que falle el sistema de seguridad, que Mr. Hyde se desate y haga alguna locura. Vivimos alertas, atentos, vigilando el monstruo. Y así creamos mecanismos, defensas, nos aislamos, todo para que ese supuesto monstruo no salga a la luz.
Cualquier cosa que nos saque del lugar seguro nos da miedo. Nos da miedo lo nuevo porque puede provocarnos cosas desconocidas. Odiamos a nuestro monstruo porque desea justamente las cosas que nos dan miedo. Queremos esconder a toda costa esa parte nuestra, esos deseos que nos inquietan. Son deseos que supuestamente no tendríamos que tener y nos esforzamos por reprimir. Son deseos que nos dan culpa, vergüenza. Deseos que van en contra de la moral, de lo que debe ser. Nos odiamos cuando nos dominan las pasiones. Nos odiamos cuando todos ven eso que queremos ocultar. Odiamos las fallas de seguridad, esos huecos que nos desnudan y muestran nuestras miserias. Pero la verdad es que a todos nos pasa lo mismo, todos tenemos un monstruito adentro ¿y sabés que hay que hacer con eso? Reírse de él. Ridiculizarlo, perderle el respeto y el miedo. Reírnos de nuestras cosas oscuras. Aceptar quienes somos, reírnos de nuestros miedos. Ridiculizar nuestros fantasmas. Reírnos a carcajadas de nuestras miserias. Permitirnos ser quienes somos y desear lo que deseamos. Bajar las defensas, aceptar las fallas de seguridad, y dejar que Mr. Hyde salga, porque en definitiva ese monstruo es también quien somos.



La Tragedia

En Romeo y Julieta, la tragedia se desata porqué Romeo no llega a enterarse que Julieta no está muerta. Teniendo muerta al amor de su vida, Romeo se mata.. ella al despertar lo vé muerto.... y se mata ¿Pero qué ubiera pasado si Romeo se enteraba a tiempo? ó ¿Si ella ubiera despertado momentos antes? ¿habrían tenido igual un final tragico?.... ¿Pero se puede escapar del destino cuando ya esta escrito?. Si lo tragico son las acciones y decisiones de los hombres...¿Se puede evitar la tragedia?.
Para Shakespeare el destino no es algo predeterminado, es algo que se escribe... momento a momento. El destino es lo que hacemos cada día con lo que nos toca vivir, el destino es cada decisión que tomamos, es la habilidad que tenemos para sacar las piedras que la vida pone en nuestro camino.
Shakespeare plantea en sus tragedias que el destino puede cambiarse, cambiando nuestras acciones y de esa manera muestra el camino para convertir la tragedia en comedia.
Que placer verte otra vez, nos decimos sin hablar. Hoy todo vuelve a empezar y será lo que ya fue  




Rie mientras te subestiman y 
demuestras cuan brillante eres * 
El dolor es inevitable; el sufrimiento opcionaL 

La Resistencia

Todos estamos ocupados con nuestra pequeña vida. Triunfos y sin sabores, logros y frustraciones cotidianas, pequeñas o grandes metas con la que le damos sentido a nuestra vida. Pero cuando la tragedia nos golpea todo pierde sentido. Eso que creíamos que era nuestra razón de existir se desvanece, se vuelve de aire, pierde consistencia y nos encontramos frente al vacío del sinsentido.
Cuando nos enfrentamos al sinsentido de la vida uno se pregunta ¿Para qué resistir? ¿Cuál es el propósito de resistir? Resistir, perdurar, salvar qué y para qué del naufragio. Nos dicen que tenemos que ser la resistencia ¿Pero para qué? ¿Cuál es el sentido de resistir?  ¿Por qué resistir a los dolores, a las tristezas? ¿Por qué nos dicen que debemos resistir cuando el destino descarga toda su crueldad sobre nosotros? Si la vida es una sucesión de despedidas, de pérdidas ¿Para qué resistir? ¿Por qué levantarse cada mañana aun cuando no tenemos motivos para hacerlo? Solo por un acto de fe. Fe en que resistiendo algo mejor llegará ¿Pero qué?  La recompensa de resistir es volver a casa.

Hay un momento, un segundo, contundente, en el que todo ese sinsentido desaparece, se evapora, y el corazón grita ‘gracias’. Gracias a mí mismo por haber resistido. La recompensa de resistir es volver a casa.Cuando todo se vuelve oscuro uno sabe por qué resistir. Por los seres amados, por nuestros afectos. Y para eso tal vez debamos aceptar que nuestra existencia tiene un sentido superior. Resistimos en definitiva para poder cumplir nuestra misión en este mundo. Lo sepamos o no existimos por una razón. Grandes o pequeñas misiones que debemos llevar a cabo. Hacer feliz a una persona, a algunas, a millones. Despertar consciencias, o descubrir la cura de alguna enfermedad, o simplemente ser el ser amado de alguien. Todos tenemos una razón de existir, y para eso hay que resistir. Nuestra misión puede ser salvar al mundo o salvar una vida, y por eso vale la pena resistir. ¿Lo podes ver? Hay magia a tu alrededor, hay algo superior, somos parte de una trama perfecta en la que cada cual tiene su para qué, y por eso hay que resistir. Tal vez tu misión sea traer una nueva vida al mundo con su propia misión, o tal vez sea escribir esa canción que hará vibrar a millones, o regalarle a tu chica ese poema horrible que le escribiste pero que la hará sentir amada. Y por eso, solo por eso, vale la pena resistir. Somos parte fundamental de este ciclo sin fin, de esta vida que es resistencia. 



 
Vuelve, vuelve tarde . . ¡pero vuelve!